LA ÉTICA DE LA LIBERTAD
LA LIBERTAD
La libertad es la capacidad del ser de hacer algo según su voluntad deliberadamente.
Para el autor Lucas Lucas, la libertad tiene un carácter
dinámico y juega un papel importante en la realización de la persona. no sólo
la capacidad de elegir algo ahora, sino la realización y la construcción de la
propia identidad personal. Por eso la libertad está en relación con tres
aspectos de la persona humana: la responsabilidad, la vocación y la misión que
cada uno tiene en la vida.
Hay dos tipos de libertad: la exterior y la interior
La libertad exterior: es poder
hacer o dejar de hacer algo sin que nada o nadie externo a nosotros nos lo
impida o nos obligue.
La libertad interior: es la capacidad que tiene el hombre de elegir una cosa u otra, de hacer o no hacer una acción cuando, mediada por la deliberación, se dan todas las condiciones requeridas para ello sin ser obligado. se llama libertad de elección, libre albedrío, o simplemente libertad.
La libertad del hombre es
limitada porque
- La libertad no se identifica con el ser del hombre, sino que constituye una característica fundamental.
- El hombre no es libre de ser corpóreo, sexuado, etc., existiendo se ha encontrado así y esto, en realidad, no es un aspecto negativo sino su modo específico de ser.
- El hombre no puede sustraerse a una cierta dependencia del mundo, de la historia, de la sociedad, de la educación y de la cultura.
- La libertad está condicionada por
el propio modo de ser y conocer, por las pasiones y los intereses, etc. todos
estos límites, no hacen más que reafirmar la capacidad de elegir que el hombre
tiene (Lucas, 2016).
“La Libertad es la medida de la dignidad y de la grandeza del hombre”
(Juan Pablo segundo II)
CASO CONCRETO
LEALTAD MAL ENFOCADA
1. Los
hechos
Joaquín era un empleado bancario al que todos apreciaban por su solidaridad, compañerismo y lealtad hacia la institución. Era un hombre joven, soltero y sin más aspiración que hacer las cosas bien hechas, para llegar algún día al reconocimiento de su buen desempeño por parte de sus superiores. Cada tarde, al terminar con la atención al público, debía realizar un arqueo de su caja en el que especificaba detalladamente todos los movimientos producidos en el día. En varias oportunidades su jefe directo le solicitó canjear unos cheques por efectivo sin informar, ante lo cual Joaquín accedió. Aunque él sabía que era incorrecto según las políticas del Banco, accedía por tratarse de su jefe inmediato, un hombre leal y con muchos años dentro de la empresa, lo que le permitió pensar que con este tipo de favores ninguno de los dos saldría perjudicado. Efectivamente estos hechos no habían causado problema alguno, ya que se mantenían en secreto y al momento de las auditorías internas, Joaquín era advertido por su jefe. Cierto día en la institución se realizó una auditoría general que no fue informada por los superiores, contratando a una empresa externa, ya que el objetivo era detectar las irregularidades que se estuvieran presentando internamente. Cuando la empresa de auditoría externa revisó la caja de Joaquín se dio cuenta que había varias transacciones no informadas. Joaquín fue llamado a rendir un informe de las transacciones no informadas, lo que comenzó a complicarle la vida, ya que no pudo justificar satisfactoriamente estas acciones realizadas por fuera de lo establecido en el Banco y tampoco informó que su jefe era quien le solicitaba este tipo de transacciones, todo por “cuidar la espalda de su jefe inmediato”. Finalmente, Joaquín reconoció como suya la falta. El auditor al no quedar conforme con la explicación emitió un informe de los hechos y solicitó una revisión histórica de los arqueos, encontrándose que tales transacciones se habían realizado en innumerables ocasiones. El resultado de este informe produjo el inevitable despido de Joaquín, sin tener opción alguna a reclamo, ya que había faltado al reglamento interno del banco. Por otro lado, su jefe inmediato se hizo el desentendido ya que cualquier señal de estar involucrado en este proceso, provocaría también su despido. Franco, (2008).
¿Qué opino sobre la situación de Joaquín?
Lucas Lucas, R. (2016). Explícame a la persona. Estado de México: Instituto Cencalli S. C.
Me parece muy interesante este caso. Me hace reflexionar que la libertad implica una gran responsabilidad, Joaquín pudo elegir, su jefe abuso de la confianza, sin embargo, Joaquín también tuvo la opción de decir que no y de seguir el reglamento, cuando nos equivocamos muchas veces culpamos a los demás, pero creo debemos hacernos responsables de mis decisiones y asumir las consecuencias por duras que éstas puedan ser.
ResponderEliminarZazhil Guridi Cruz
Creo que Joaquín no vislumbro lo que era lo correcto, lo ético y se dejo llevar por algo efímero. Si su deseo era transcender debía actuar de manera transparente, considero que aunque el no estaba del todo de acuerdo, firmo su sentencia, al involucrarse y no hacer algo por parar la situación. Muchas veces queremos simplemente deslindarnos de nuestros actos, cuando en realidad siempre tenemos el poder de decidir que hacer.
ResponderEliminarValeria Uscanga Uscanga
Un individuo sin conocimiento de sí y del mundo en el que vive es como un barco a la deriva: no va donde quiere, sino donde es llevado por los vientos y las mareas; y, por lo tanto, no es libre. Para Sócrates, se trataría de un ser humano que no se comporta como tal, como le corresponde a un ser humano hacerlo, sino cómo se comportan los seres irracionales.
ResponderEliminarAhora bien, sólo a propósito de seres racionales con el conocimiento suficiente para actuar libremente tiene sentido hablar de moral. Sería absurdo juzgar desde el punto de vista moral a alguien cuya ignorancia le impide actuar libremente. De lo único que, tal vez, cabría hacerle moralmente responsable a Joaquín es de su propia ignorancia. Pero no de haber actuado mal, porque Sócrates refiere que “nadie actúa mal sabiendo que lo hace”.
¡Saludos!